John Nash y Nueva York: la ciudad que lo vio nacer, brillar y renacer

 

John Nash y Nueva York: la ciudad que lo vio nacer, brillar y renacer

 

John Nash y Nueva York: una conexión matemática y humana

John Nash fue un matemático y economista estadounidense que recibió el Premio Nobel de Economía en 1994 por sus contribuciones a la teoría de juegos, una rama de las matemáticas que estudia las situaciones de conflicto y cooperación entre agentes racionales. Nash vivió en Nueva York durante varios periodos de su vida, y tuvo una relación especial con la ciudad, tanto a nivel profesional como personal. En este artículo, te contaremos algunos de los aspectos más destacados y curiosos de la conexión entre John Nash y Nueva York.

Nash nació en 1928 en West Virginia, y desde niño mostró una gran inteligencia y una pasión por las matemáticas. En 1945, se graduó en matemáticas y física en el Instituto Carnegie de Tecnología (ahora Universidad Carnegie Mellon), y obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Princeton, una de las más prestigiosas del mundo. Allí conoció a algunos de los matemáticos más brillantes de su época, como John von Neumann, Albert Einstein y Kurt Gödel, y escribió su tesis doctoral sobre la teoría de juegos, en la que introdujo el concepto de equilibrio de Nash, que revolucionó el campo y le valió el reconocimiento internacional.

En 1951, Nash se trasladó a Nueva York para trabajar como consultor en la Corporación RAND, una organización de investigación que aplicaba las matemáticas a problemas de defensa, seguridad y política. Allí conoció a otros expertos en teoría de juegos, como Lloyd Shapley, John Milnor y John McCarthy, y participó en proyectos relacionados con la guerra fría, la estrategia nuclear y la inteligencia artificial. Nash también se interesó por otros temas matemáticos, como la geometría diferencial, las ecuaciones diferenciales parciales y la teoría de la computación.

En 1952, Nash empezó a dar clases en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se convirtió en profesor titular en 1958. Nash compaginó su actividad docente e investigadora con sus visitas a Nueva York, donde mantenía su relación con la Corporación RAND y con otros matemáticos. Nash también frecuentaba el ambiente artístico y bohemio de la ciudad, y se relacionó con escritores, músicos y pintores. Nash se casó en 1957 con Alicia López-Harrison de Lardé, una estudiante de física de origen salvadoreño que conoció en el MIT, y tuvieron un hijo, John Charles, en 1959.

Sin embargo, la vida de Nash cambió drásticamente a principios de los años 60, cuando empezó a manifestar síntomas de esquizofrenia, una enfermedad mental que le provocaba alucinaciones, delirios y paranoia. Nash fue ingresado varias veces en hospitales psiquiátricos, tanto en Boston como en Nueva York, y sometido a tratamientos invasivos y dolorosos, como la terapia electroconvulsiva. Nash perdió su puesto en el MIT, se separó de su esposa y se alejó de sus colegas y amigos. Nash pasó más de una década vagando por Europa y Estados Unidos, y viviendo de la caridad o de la ayuda de su familia.

Nash regresó a Nueva York en 1970, y se instaló en el hotel New Yorker, donde vivió durante varios años. Allí, atemporalmente, “coincidió” con otro huésped ilustre, el inventor Nikola Tesla, que había muerto en el mismo hotel en 1943.

Nash se dedicó a estudiar matemáticas por su cuenta, y a escribir cartas y artículos sobre temas diversos, como la criptografía, la cosmología o la teoría de números. Nash también recibió la visita de algunos de sus antiguos compañeros de Princeton  (Sí, donde impartió clases Albert Einstein), que le ofrecieron un puesto honorífico en la universidad, donde podía usar las instalaciones y los recursos sin tener que dar clases ni publicar.

Nash aceptó la oferta, y se mudó a Princeton en 1974, donde reanudó su actividad matemática y su contacto con la comunidad académica. Nash también se reconcilió con su esposa, que lo acogió en su casa y lo cuidó durante su recuperación. Nash logró superar su enfermedad, y volvió a ser reconocido por sus aportes a las matemáticas y a la economía. En 1994, recibió el Premio Nobel de Economía, junto con Reinhard Selten y John Harsanyi, por su trabajo sobre la teoría de juegos. Nash también recibió otros premios y honores, como el Premio Leroy P. Steele, el Premio John von Neumann y el Premio Abel.

Nash murió en 2015, a los 86 años, en un accidente de coche en Nueva Jersey, junto con su esposa. Su vida y su obra fueron retratadas en el libro “Una mente maravillosa”, de Sylvia Nasar, y en la película homónima, dirigida por Ron Howard y protagonizada por Russell Crowe. Nash dejó un legado imborrable en las matemáticas y en la economía, y una historia de superación y de amor. Nash también dejó una huella profunda en Nueva York, la ciudad que lo acogió, lo inspiró y lo acompañó en sus momentos más difíciles y más gloriosos.

Benjamín

Benjamín

¡Bienvenidos a Nueva York! ¡Feliz Viaje!

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