Un paseo por la Nueva York desconocida

Un paseo por la Nueva York desconocida

 

Las Huellas Olvidadas: Un Paseo por el Nueva York Desconocido

 

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, guarda en sus calles una historia rica y diversa. Entre los rascacielos y las avenidas bulliciosas, hay historias poco conocidas que esperan ser descubiertas por aquellos dispuestos a mirar más allá de la superficie. Una de estas narrativas olvidadas es la del Jardín de las Rosas de Central Park.

El Jardín Secreto de Central Park

Central Park es conocido por su vasta extensión de áreas verdes, lagos y senderos. Sin embargo, hay un rincón en este oasis urbano que a menudo pasa desapercibido: el Jardín de las Rosas. Este jardín, situado en una esquina tranquila del parque, fue diseñado en la década de 1920 por la talentosa arquitecta paisajista Beatrix Jones Farrand.

El Jardín de las Rosas fue un regalo de la familia Astor a la ciudad de Nueva York, en memoria de su matriarca, Caroline Webster Schermerhorn Astor, una figura prominentes de la élite social de la ciudad en el siglo XIX. Ella era conocida por su amor por las rosas, y este jardín fue creado para ser un refugio de belleza y serenidad en medio del ritmo frenético de la ciudad.

El Resplandor Olvidado:

Durante décadas, el Jardín de las Rosas fue el escenario de ceremonias elegantes, conciertos de música clásica y reuniones sociales de la alta sociedad. Los neoyorquinos adinerados y visitantes distinguidos se paseaban por los senderos adoquinados, admirando la meticulosa disposición de las flores que cambiaban con las estaciones.

Sin embargo, con el paso de los años y las cambiantes prioridades de la ciudad, el Jardín de las Rosas empezó a perder su lustre. A medida que Central Park enfrentaba desafíos de mantenimiento y financiamiento en la década de 1970, este rincón encantado fue eclipsado por otras atracciones del parque.

El Renacer Silente:

Aunque el Jardín de las Rosas ya no atrae las multitudes que una vez lo hicieron, sigue siendo un refugio para los amantes de la naturaleza y aquellos en busca de un momento de tranquilidad. Los voluntarios locales y los jardineros del parque han trabajado incansablemente para mantener viva la esencia del jardín, cuidando de las rosas y preservando la serenidad del lugar.

En una ciudad conocida por su rapidez y ruido, el Jardín de las Rosas de Central Park ofrece una pausa refrescante y una conexión con el pasado elegante de Nueva York. Es un recordatorio silente de que, incluso en el corazón de la modernidad, las historias y la belleza de antaño pueden perdurar si se les presta la debida atención.

Este jardín es solo una de las muchas historias no contadas que residen en los rincones olvidados de Nueva York, esperando ser descubiertas por aquellos dispuestos a explorar la riqueza histórica y cultural de esta ciudad icónica.

Benjamín

Benjamín

¡Bienvenidos a Nueva York! ¡Feliz Viaje!

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